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Las cifras «per cápita» anuales podrían pasar de 83 kilos anuales a 90, una suba histórica. Desde que llegó la pandemia, se pasó de vender 40.000 toneladas mensuales de harina en presentación de un kilo para consumo hogareño  a 80.000 toneladas mensuales.

 La pandemia, hizo que muchos descubrieron una pasión oculta. Cocinar en el hogar se convirtió en una tarea mejor de lo esperada. Creció la cantidad de tutoriales y la masa madre se convirtió en la estrella. Todo influyó para que el consumo de harina hogareña se duplicara en la cuarentena.

De los 120 molinos que existen en la Argentina, 20 producen harina para vender en envases de un kilo. De lo que producen el 60% se vende en panaderías, el 30% a fábricas de pastas, galletitas y fideos y un 10% es para venta hogareña.

 La Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), señaló a BAE Negocios: «Como mínimo, hasta ahora, vemos que se duplicó el consumo de harina en las casas de familia en la cuarentena. Es un producto muy noble y económico, el kilo de harina  rinde hasta cuatro pizzas o 1,300 kilos de fideos. Cuesta muchísimo menos que la mitad de un atado de cigarrillos y permite que se alimente una familia completa. Estamos sorprendidos porque tuvimos una demanda inesperada».

Segun informe estadístico de julio de 2020, Los  molinos que envasan harina fraccionada en presentación de  kilo tuvieron que doblar su producción. «Producían 40.000 toneladas mensuales para los hogares ahora son 80.000 toneladas mensuales en presentación de un kilo. Estimamos que este año el consumo per cápita de harina en hogares que hace una década rondaba los 83 kilos, alcanzará los 90 kilos. Un crecimiento histórico, valor no confirmado del que  hace 50 años que no se llegaba a este número. La producción interanual podría aumentar entre un 5 a un 10% en la molienda», explicó el presidente de FAIM 

El fenómeno de la harina es curioso. «Cuando arrancó la pandemia el consumo de harina en panaderías cayó casi un 40%, la gente hacia todo en su casa, pan y productos dulces. Con el correr de los días, mejoró la venta en panaderías y hoy están en una baja que ronda entre el 15 y 20%. Vale aclarar que el consumo hogareño, compensa esta baja y la caída en consumo de la gastronomía y en las fábricas de pastas..

El  sector molinero ruega de que continúe esta tendencia en la pos pandemia  se mantengan esas cifras y  están esperanzados de  que esta pasión por la cocina dure por mucho tiempo. Saben que el cierre de los locales gastronómicos también colabora para que todo se haga en casa.

Aunque las ventas estuvieron bien, el sector molinero explicó a BAE Negocios: «Estamos haciendo un enorme esfuerzo para poder mantener los precios, hemos tenido un incremento importante en nuestra materia prima. Tenemos una responsabilidad social de abastecimiento pleno, pese al congelamiento del precio, no faltó un sólo kilo de pan a lo largo de todo el país. 

Fuente: BAE Negocios (Julio 2020)

Por admin

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