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por Carlos Berrueta.

Siempre vuelco en este espacio noticias e historias sobe trabajos técnicos, Molinos, Molineros. Permítanme que en este caso participarlos a todos y  rendir un sentido homenaje a una persona muy querida  por mi familia, y por mí,  a la que quizás ninguno de los lectores de este espacio haya conocido  u oído hablar de ella jamás.

Como todos los días desde hace más de 25 años, antes de empezar mí diario trajinar con las tareas diarias, el pasado 28 de octubre cumplía con el ritual de leer los portales de internet con las noticias de los dos lugares que llevo en el corazón desde siempre. Chacabuco, (mi lugar de nacimiento) y Tres Arroyos, (mi segundo hogar), así las cosas iba recorriendo las noticias hasta que al final leo una noticia que hizo que mi corazón diera un vuelco, en los avisos fúnebres de Ts. As. se publicaba una participación por el deceso de “TITA”, (menciono su apodo porque así era como todos la conocíamos y muchos de los que la frecuentaron, tengo la certeza, que ni siquiera sabían su nombre de pila).

Cuando en 1979 arribo por primera vez a Tres Arroyos en mi nuevo destino laboral, una de las personas que me brindó un apoyo incondicional y que me ayudó a conocer los pormenores del manejo administrativo de la parte de producción de la planta  fue ella.

A mediados de la década de 1940, coincidente con la fecha de mi nacimiento, época  en que las mujeres aspiraban al ingreso al magisterio o cuanto más a ser empleadas en una tienda, ella con apenas diez y seis años ingresaba a Molinos en calidad de aprendiz, si mal no recuerdo en el Laboratorio, mientras cursaba estudios de contabilidad en alguna de las escasas “academias” de la ciudad, creo recordar haber escuchado  que vivía con su familia justo frente al molino y en toda su vida no se alejaría a mas de una cuadra de la planta, por lo que le resultaba un tanto familiar el entorno en que iba a desenvolverse por más de cuarenta años. “Cierro los ojos y me parece verla cruzar la esquina de Deán Funes y Saavedra rumbo al molino, o a su casa con su guardapolvo celeste”.

Así empezó a trajinar dentro de la administración hasta tener acabado conocimiento de todos los pormenores y secretos administrativos de la planta, pasando de “mesa en mesa”, como se decía comúnmente. En un entorno “machista”, siendo en muchos casos la única mujer del plantel de personal que operaba en planta, ella supo sortear con talento y maestría  las presiones a que sin dudas estuvo sometida e hizo docencia capacitando a ingresantes a puestos administrativos.

Superiores míos habían trabajado con ella en su paso por Tres Arroyos, y siempre recordaré las palabras de mi Jefe al momento del traslado:

“ No será una tarea fácil la que tendrá por delante, pero dentro del personal que tendrá cerca suyo recurra siempre a “Tita”, es una excelente persona y tiene un amplio conocimiento administrativo” 

Nunca un consejo tan oportuno y bien recibido, a poco de llegar mi di cuenta que estaba ante una persona de una calidad humana excepcional, no solo por sus conocimientos, sino por la forma de dar sus consejos y pareceres, siempre la palabra justa y en el momento oportuno, sabia sortear las presiones y los obstáculos con magistral inteligencia, de inmediato tuvimos una relación casi familiar y ella sin que yo lo notase y fundamentalmente sin que lo notasen los demás, me daba consejos y se anticipaba a posibles inconvenientes sugiriendo procedimientos y pasos  a seguir.

Recuerdo que por entonces tenía a cargo la confección de las planillas de control de producción de los dos diagramas de molienda, que todos conocíamos en la jerga interna como “F 8”, (por la numeración de imprenta de la planilla), era una “sábana” quincenal, que se confeccionaba totalmente a mano, con todos los resultados de rendimientos, análisis de laboratorio y cálculos bastante complejos con totales ponderados, excedentes teórico y real y todo lo concerniente para tener, con solo ver e interpretar los valores, una “radiografía” de la marcha del molino. 

Recuerdo siempre sus advertencias: 

“En tal molino vigile que el excedente real está muy alto, haga controlar las balanzas”,   “Fíjese con el laboratorio las humedades de producción están dando muy bajas” o “En esta Quincena en el Molino 2 bajó la extracción”

Si bien había datos que yo advertía, (no todos), ella con una sutileza casi maternal los puntualizaba para advertirme de posibles errores para subsanarlos eficientemente.

Así transcurrió más de una década trabajando en estrecha relación que permitió ir forjando una amistad más allá de lo laboral que perdura hasta el presente, no solo de persona a persona, sino que involucraba a nuestras familias, no dejando pasar por alto las fechas gratas para enviar un saludo o siempre pasar un instante por su casa y darnos un Abrazo.

Por eso Querida “Tita” debes saber que te recordaré  siempre  y no tengo dudas que volaras alto y desde el cielo nos seguirás guiando con tu bonhomía y tus consejos oportunos y certeros, Descansa en Paz Querida Amiga, siempre estarás en mi Corazón.

Carlos Alberto Berrueta

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