Oscar MarinoPresidente de APyMIMRA

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Una mirada sobre la molinería actual y futura.

Oscar Marino, presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Industrias Molineras de la Republica Argentina.

En una movida y calurosa mañana porteña de pleno Enero, Oscar Marino tuvo la gentileza de respondernos unas preguntas de interés que seguro nos harán pensar las nuevas estrategias para encarar el 2018 molinero. Debemos destacar su amabilidad y calidez en la entrevista ya que no solo es presidente de ésta asociación, sino que además es uno de los socios de un molino que data del año 1.885 en la localidad de Carhué, lo cual le da a sus respuestas un tono de experiencia personal muy valiosa.

¿Qué es APyMIMRA?
Es una asociación federal constituida el 1º de junio de 2000 y que se encuentra constituida por molinos PYMES que producen una molienda de trigo de 30 a 400 toneladas diarias. Nuestras fábricas ocupan planteles de personal que van desde 10 a 100 personas y son, en muchos casos, las principales fuentes de ingresos de las comunidades que ocupan. Todas ellos se encuentran ubicados en diferentes localidades de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, San Luis y Santa Fe.
En muchos casos las compañías integrantes han cumplido más de cien años de vida en nuestro país y han transcurrido varias generaciones familiares con elevada conciencia profesional y permanente búsqueda de mejoras y crecimientos.
Esta institución actualmente implementa un esquema de gestión profesionalizado, adecuado a las exigencias dinámicas contemporáneas, que permita aprovechar la economía de escala y otorgar una amplia cobertura a sus afiliados con penetración en el mercado nacional e internacional. Se pretenden establecer lazos con las instituciones en el sentido indicado, logrando sinergias estratégicas con beneficios recíprocos que otorguen efectos virtuosos multiplicadores.
Nuestra cámara molinera capta mayor adhesión aspirando a nuclear a todos los similares y afines para poder ofrecer una propuesta de crecimiento organizado y armonioso y contribuir activamente con el estado municipal, provincial y nacional al engrandecimiento de nuestra nación.

¿Qué actividades hace APyMIMRA actualmente?
Actualmente estamos en una etapa de vincularnos con todos los entes del sector entre lo privado y estatal para tratar de hacer competitivas las empresas PYMES molineras que son el sustento del interior, muchos pueblos donde se ubican los molinos dependen de ellas para tener fuentes de trabajo, las PYMES somos las que más generamos mano de obra por tonelada molida, pero a la vez tenemos dificultades con el costo de producción que es mayor para una PYME que para una empresa grande, independientemente de la tecnificación.
Además de incorporar competitividad para las PYMES molineras queremos incluir más empresas para la exportación, se está trabajando en todo el sector del trigo, se habló con el gobierno por el tema de las retenciones; por que el costo Argentino es tan elevado que está fuera de competencia con el resto de los países fuera del mercosur, la logística y los fletes no son el problema, pero los costos internos sí lo son, por ejemplo con Turkia tenemos una diferencia de costo de 50 usd por tonelada de harina porque ellos están subvencionados por el estado.
Con el ministerio de Agroindustria se está hablando para mejorar ésta competitividad. Éste año se exportó 1 millon de toneladas de harina y se espera con la interacción del trabajo público privado duplicarlo para el año en curso. Además se está planteando generar valor agregado exportando harinas, fideos, galletitas y como asociación estamos trabajando con el ministerio de producción para exportar harinas específicas para mercados específicos, y así poder diferenciarnos por calidad.
Por otro lado también trabajamos en el día a día con los agentes de la cadena, productores agropecuarios, molinos e industrias afines.

¿Cómo ve al sector molinero a futuro?
Bueno, a futuro lo veo con muchas perspectivas de crecimiento a nivel mundial, por que los productos farináceos están en todas las mesas a nivel global y ese consumo siempre está en aumento junto con la población, además existen países que van incrementando su población de clase media aumentando el consumo de alimentos en general, lo que es una oportunidad. A nivel país se están dando las posibilidades de apertura, con nuestro socio estratégico Brasil, que éste año viene con poco trigo y de baja calidad, es por eso que hay que trabajar mucho para abastecer esas necesidades. Bolivia también es otro país que nos necesita como productor, hablando de nuestros mercados tradicionales.
Para acompañar este crecimiento se necesita que el sector se profesionalice, atendiendo las exigencias en el sector alimentario a nivel mundial, para eso tenemos que lograr que aumente el número de empresas certificadas en normas de calidad, como por ejemplo BPM (buenas prácticas de manufactura), desde APYMIMRA tenemos un convenio con el INTI, y para marzo muchos molinos ya comienzan el proceso para luego certificar en dichas normas es un hecho.
Además estamos en este momento conformando un grupo exportador en el ámbito de la Agencia de Inversiones (Ex Fundación Exportar) con el asesoramiento y apoyo del INTI de harinas especiales (no solo de trigo sino también de legumbres, de soja entre otras) para promover la industria Argentina.

¿Cuál es el problema principal que tienen los molinos cuando salen a comprar trigo?
Eso depende mucho de dos factores, de la ubicación geográfica de los molinos y de la calidad de los trigos de cada zona, a su vez esto último en función de cada cosecha puede cambiar sustancialmente, ya sea por factores climáticos o decisiones de incorporación de mayor o menor tecnología de parte de los productores que afecten a la calidad. Muchos molinos se hicieron cercanos a las zonas de producción y otros (los del conurbano bonaerense) no están cerca y tienen altos costo de flete para abastecerse. El problema de calidad, en los casos que el molino tenga que ir a buscar trigos a zonas de mayor calidad, implica un costo adicional de flete dado que si queremos diferenciarnos por calidad de harina hay que ir en busca de esos trigos correctores que escasean y valen oro.
El éxito de la compra dependerá también de como esté organizado el molino, si compran directo a productores, a corredores, algunos hacen algo que es muy recomendable pero que no todos lo logran, hacer contrato con productores y luego gestionan su propio acopio para segregar por calidad; eso sería el ideal.

¿Cuáles son las ventajas de separar los trigos por calidad y los problemas que dificultan ésta práctica?
El problema a mi criterio, es básicamente cultural atado a un problema de política de mercado, el trigo de calidad es bien pago por el molino, pero cuando digo que es cultural es porque se necesita que todos los involucrados apunten a la calidad, principalmente el productor que es el primer eslabón de la cadena y el que de alguna manera define el resto. Por eso se intenta aumentar el valor base de proteína para ganar nuevos mercados.
Respecto al acopio es difícil segregar por calidad, porque las plantas de acopio no están preparadas físicamente con la cantidad de silos necesarios para poder separar. Una alternativa ha sido el silo bolsa que es una solución relativa, porque es por poco tiempo, depende del clima de la zona, es atacada por roedores, y aunque es complicada, es una solución que con control y siendo ordenados, nos permite separar por calidad que es nuestro objetivo principal si queremos diferenciarnos del resto de los países y lograr precios diferenciales.
En la medida que haya políticas más claras para ver a donde apuntamos como país cuando hablamos de trigo, y ver a donde estamos apuntando cuando hablamos de agregar valor a este trigo, vamos a mejorar. Porcentualmente podemos estropear las mejores calidades con tan solo un 15% de un trigo malo, por ejemplo si tenemos un silo de 1000 toneladas, tan solo con poner 150 toneladas de un trigo que no está en condiciones, ya estamos bajando el resultado final de manera considerable. De ahí la importancia de separar por calidad.

¿Cuáles son las demandas actuales de harina, respecto a las distintas calidades?
Argentina no ha evolucionado como otros países, el mayor porcentaje sigue siendo de 000 triple cero, que en tal caso puede ser aditivada para acercarla a una mejor calidad, pero el 75% sigue esta tendencia, los valores de la producción de harinas especiales son muy bajos, además tenemos muy poca clasificación de calidades en nuestro país, solo cerca de 10 tipos de calidades cuando Dinamarca tiene más de 100 tipo de calidades diferentes. Hay mucho por explotar en Argentina y eso es algo en lo que vale la pena trabajar, en la diferenciación de las calidades de harinas para los mercados internacionales. Poner una vara más alta en calidad, hará que los países nos compren indefectiblemente.

Metiéndonos un poquito más adentro del molino, ¿cómo ves el rol del molinero y que pasa cuando entran nuevos molineros a reemplazar a los que se jubilan?
Bueno, el rol del molinero es crucial para el manejo del molino, y no es una profesión de la que haya mucha escuela, conozco casos concretos de molineros que antes de jubilarse tenían que preparar a quien lo sucedería en el cargo y a pesar de ser parte de su misma familia le ocultaba información, le enseñaba a medias, eso es un problema enorme porque lo estás poniendo para que te reemplace, no para competir. Eso es muy común en los molinos, porque estamos frente a un cambio generacional importante y si no se transfiere la profesión y las prácticas, es más difícil continuar.
Por eso es muy importante tener lugares para formar molineros, una escuela de molinería es muy necesaria, pensemos que hay países como Venezuela o Suiza que tienen formación en el área y Argentina como uno de los principales productores de trigo con casi 180 molinos harineros no tenemos hoy día una Escuela o Universidad molinera y dependemos de otros para formarnos. Si queremos profesionalizar la molinería, debemos apuntar a eso. En eso sí los molinos más grandes sacan ventaja por que cubren los costos de mandar a otros países a formar a su gente, pero el resto necesitamos una formación acá en Argentina, que manejen nuestro idioma y entiendan de nuestra realidad molinera.
No debemos olvidarnos que trabajamos con alimentos, que vamos a proveer de alimentos al mundo y que acá tenemos que incorporar todo lo necesario en formación, normativas y reglamentaciones; por que el resto del mundo no nos va a comprar si no tenemos molinos certificados, se terminó eso de hacerlo tan chacareramente como lo hacíamos antes. Hoy nos estamos reincorporando al mundo y debemos hacerlo con los hechos.

¿Qué recomendación le darías a los dueños de los pequeños molinos para diferenciarse y encontrar sus fortalezas en un mercado tan competitivo?
Yo creo que no hay una única forma o receta, es una sumatoria de factores que tienen que tener en cuenta, tradicionalmente en Argentina no somos proclives a los cambios y en esto hay que tener visión a corto, mediano y largo plazo. Prepararse a lo que se viene, adecuarse a las exigencias y si sabemos que las nuevas demandas apuntan a diferenciarnos en calidades de harina, bueno, ese es un puntapié, la capacitación también es fundamental, no solo encontrar las fortalezas en aquellas cosas que nos identifican (el servicio, la trayectoria, la calidad, la atención postventa) todos tienen una fortaleza y eso es lo que hay que pulir y ampliar. Tenemos que entender que nosotros no tenemos que vender lo que nosotros queremos, sino lo que los clientes y el mercado demandan.
Si todos pujamos con la misma visión de satisfacer esa demanda global, vamos a lograr mejores precios de las harinas especiales, y eso depende de la fuerza con la que hagamos valer esa especialidad. Sería como tener “La especialidad de la casa” pero visto a nivel país, nuestros cultivares de trigo y nuestros suelos nos apoyan para esos resultados.
Si logramos eso, el problema del costo fijo dejará de ser nuestro enemigo. Debemos encontrar una solución integral para el sector. Hay países como Francia e Inglaterra que lograron abastecerse con el apoyo del estado y aunque sabemos que será difícil lograr eso acá, hay un modo y ese modo es cooperando en conjunto, como asociación. Aunque no es fácil, debemos mirar para afuera para estar bien internamente.
Como me supo transmitir mi padre, el problema del molino es que durante 6 meses trabajamos bien y los otros 6 meses hay que saber administrar la ganancia, hoy día esos ciclos cada vez son más cortos, cada vez hay más competencia, mas fusiones, más control de precios por parte de los grandes, hay actores nuevos que no son del palo y que todos creen que van a poder cambiar para competir,pero no lo van a hacer mirando para adentro, hay que mirar al mercado.
Otro tema aparte, es que el panadero tradicional Argentino busca por precio pero exige calidad, aún sin hacer análisis de previo, ellos demandan que sus panes salgan siempre igual, más allá de sus diferencias en el manejo diario. Es complejo, pero hay quienes tienen algunos controles aunque son los menos. Históricamente se sabe que el costo incidente de la harina en el pan, era del 22% aproximadamente, hoy bajo al 10 al 15%, y aunque el precio del pan nunca bajó, el precio de la harina si ha bajado en el mercado nacional.

Para cerrar la pregunta sobre lo que ya venimos hablando de calidad, participación, mirar hacia los mercados externos; la palabra clave para mí es profesionalización del sector que se logra con compromiso y dedicación no solo de los dueños de los molinos, sino con todo el equipo interdisciplinario que pertenezca a esa PYME.

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