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 «Historia de Molinos y Molineros»,  ya ha cumplido casi diez años desde su inicio con la «Historia del Molino de Don Juan Nievas» en la localidad riojana de Campanas, (Dto. Famatina), siempre  con el objetivo de reflejar a través de «cortas historias » como fue evolucionando en el tiempo y fundamentalmente en nuestro país esta noble profesión que nos atrapa y nos apasiona, siendo ademas una forma de homenajear a aquellos pioneros que con gran tesón y perseverancia la engrandecieron con su dedicación y entrega.

Muchos han sido los lectores de «Historias de Molinos y Molineros»  y amigos que me han preguntado cuando le tocaría el turno al Molino de San José, (Entre Ríos), a lo que yo les respondía que en algún momento lo incluiría, pero ese molino en particular tenía el privilegio de ser conocido por muchas personas tras haber sido declarado «Monumento Histórico  Nacional», (1985) y «Patrimonio Arquitectónico e Histórico de la Provincia de Entre Ríos», (2003) luego de su restauración y puesta en valor. Ademas  a partir de la creación del Túnel Subfluvial » Hernandarias», (1969), , primero y posteriormente los puentes  Zarate-Brazo Largo, (1977) y Rosario- Victoria,(2003), agregado a ello el hecho de contar Entre Ríos  con tres puentes internacionales que la conectan con el Uruguay, hicieron que esta bella provincia mesopotámica sea visitada por gran cantidad de turistas atraídos por el paisaje, la pesca y el gran fenómeno termal de las últimas décadas, si a ello le agregamos la privilegiada ubicación geográfica de San José  a la vera de la Ruta 14, corredor internacional del Mercosur, hace de esta ciudad un paso obligado y una invitación a conocer sus tradiciones y bellezas naturales, ademas de como fue gestándose su evolución a través del tiempo, con un historial forjado por esforzados colonos de distinta procedencia, hacen que el Molino Forclaz tenga gran publicidad y difusión propia.

Así adentrándonos en el tema, indagando dentro de la prolífica historia de la inmigración europea hacia estas tierras, descubrimos que la colonia San José fue la primera colonia agrícola de la Provincia de Entre Ríos. En 1857 llega el primer grupo de inmigrantes que provenían en su mayoría de Suiza. Un año antes otro contingente suizo había llegado a Esperanza, Santa Fe y precediendo a las anteriores, diez familias suizas dieron origen a la colonia de Baradero en la provincia de Buenos Aires. Además de familias suizas, arribaron a San José saboyanos y piamonteses. Eran tiempos de la Confederación Argentina liderada por Justo José de Urquiza con su capital funcionando en Paraná.

Fue precisamente el propio Urquiza quien asumió personalmente la organización de la instalación de la nueva colonia. En el transcurso de los anos 1859 y 1860 llegan más inmigrantes europeos a la zona, entre ellos la familia Forclaz.

Por entonces  hacía ya dos años que habían llegado los primeros pioneros a tierras entrerrianas, por lo que se empezaban a ver las primeras cosechas, los primeros granos. En este sentido, los Forclaz deciden ejercer el oficio de Molineros que traían desde Suiza, así construyen un molino a malacate, movido por mulas. Con esta máquina cubrían bien las necesidades de molienda de la época, pero la colonia siguió creciendo y hasta 1862 estuvieron llegando mas inmigrantes y por ende fue aumentando la cantidad de colonos, en consecuencia creció tambien el volumen  de granos cosechados y las necesidades de su transformacion en harina para cubrir las necesidades alimentarias de los pobladores. Esto influyó para  que la Familia Forclaz decida construir un molino más productivo. Así  uno de los hijos de la familia, Juan Bautista, propone la construcción de un molino a viento, copia fiel y exacta de los molinos que ellos conocían de Europa, de estilo Holandés. Estas máquinas se habían propagado por todo el continente europeo, con un auge muy importante puesto que eran máquinas muy productivas y de buen rendimiento. Entre los años 1888 y 1890, se construye el molino a viento. Mucha gente de la zona, vecinos y familiares ayudaron a Juan en la construcción, el comienzo de los trabajos fue a fines del año 1888.

Los cimientos se construyeron de piedra mora, abundante en la zona, y sobre ellos se levantaron las paredes de forma tronco-cónica. La base tiene 8 metros  de diámetro y 1 metro de espesor. Las paredes, hasta los 3 m de altura, están levantadas del mismo material;(piedra mora), luego continúa con ladrillos de barro cocido hasta alcanzar los 12 m de altura. Remata la parte superior una cubierta con forma de cúpula, construida en chapas de zinc que estaba diseñada para girar y orientarse en direccion del viento, sobre uno de los costados de la cúpula se ubicaban las cuatro aspas de seis metros, encargadas de transformar la energía eólica en mecánica para el accionamiento del molino en si, estas aspas estaba construidas en madera con un formato similar a una escalera de 1 metro de ancho cubierta por una tela fina de loneta. 

Dos años después, (1890) se le instaló la maquinaria en su interior y se finalizó la obra,  que alcanzo un costo  total de 6.000 pesos fuertes. 

Esta obra tan importante para el momento en que fue llevada a cabo, y que es hoy uno de los atractivos turísticos de la zona encierra en sus entrañas una historia de progreso y de frustración, ya que aquella idea llevada a cabo por Juan Bautista (Forclaz) para la molienda de granos de trigo y maíz con su clásico estilo holandés necesitaba para su funcionamiento vientos potentes y constantes, característica meteorológica no predominante en la zona, por lo que nunca llegó a funcionar plenamente, motivo por el cual la familia Forclaz tuvo que volver a utilizar su anterior sistema de accionamiento a malacate movido por mulas 

Lamentablemente el cálculo que Juan B. Forclaz no tuvo en consideración fue que para que el proyecto funcionara era necesario contar con vientos potentes capaces de mover las aspas y entregar suficiente energía para accionar la piedra de molienda, pero los vientos de la región no lo eran, quizás pudo haber solucionado el problema con un diseño mas aerodinámico de las aspas y variando su inclinación, así su constructor paso de una gran expectativa y orgullo a la frustración por lo que el molino casi no fue utilizado y Juan Bautista tuvo que seguir moliendo con el molino de malacate instalado en las adyacencias, del que hoy pueden observarse las ruedas dentadas de madera, las que para su lubricación trabajaban sumergidas en una mezcla de agua  con grasa. 

Cuenta la historia que Juan, decepcionado y deprimido por el fracaso de su obra, alrededor de 1894 deja de acercarse al lugar y nunca más fue visto en el molino.

Hoy podemos observar el Molino con vestigios de sus aspas, el malacate en su parte inferior, junto a una antigua vivienda, los galpones para depósito de herramientas de labranza,  y el aljibe, conformando un conjunto arquitectónico representativo de lo que eran las chacras de inmigrantes de la Colonia San José.

El molino está ubicado a unos 200 metros del antiguo camino de ripio que une Colón con San José, en un punto prácticamente equidistante entre ambas ciudades. El 26 de noviembre de 1985, por resolución 3066, la Comisión de Museos y Monumentos Históricos lo declara «Monumento Histórico Nacional», y en 2003 el Ministerio de Educación y Justicia del Gobierno de Entre Ríos, lo declara  «Patrimonio Arquitectónico y Cultural de la Provincia».  El lugar se emplaza a menos de 500 metros de la Casa del Primer Administrador de la Colonia San José, Alejo Peyret. Hoy, transformada en un museo y  granja   didáctica. 

A partir de 2013 se realizan «Visitas Teatralizadas» con un alto contenido cultural y emotivo que transporta a los visitantes a aquellos momentos de la colonia y resalta el sacrificio y la abnegación de aquellos pioneros forjadores de gran parte de nuestra patria. 

Carlos Berrueta es actualmente es asesor Técnico y Capacitador de Personal de Molinos Harineros y Fábricas de Raciones.

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