Recomendar!

Carlos Berrueta nos comparte resumidamente sobre la importancia de adoptar ciertos hábitos en la conducción del molino que hacen a la obtención de resultados.

Hablando en forma general de la molienda de trigo y de los resultados que pretendemos obtener, el objetivo principal  es obtener el máximo posible de harina de buena calidad, tratando siempre de  obtener ese máximo de harina, en cantidad y calidad con una mínima o razonable cantidad de medios o recursos, en mano de obra, en material o equipamiento y en energía o fuerza motriz. Debe tenerse  en cuenta y priorizar la seguridad  y bienestar de las personas que trabajan en el Molino,  asegurando siempre el máximo rendimiento en la forma más simple.

Todo Empresario Molinero, para asegurar  la  buena marcha de su negocio, debe tenerlo como objetivo primordial y hacer todo lo correcto para lograrlo en plenitud, llegar a fabricar una harina que satisfaga los requerimientos de sus clientes, en las condiciones de explotación mas económicas; por eso la dirección técnica de la fábrica juega un papel de primerísimo orden.

No perdamos de vista y tengamos siempre  en cuenta que el proceso arranca por analizar y comprar correctamente la materia prima, transformarla en Harina en la fábrica con calidad y rendimiento óptimo y luego como objetivo final satisfacer con esa Harina los requerimientos de los clientes con el máximo de rentabilidad posible,  siendo éstas, en síntesis, las claves del éxito.

La buena marcha de la fábrica debe estar asegurada por el número y la calidad del parque de máquinas, su distribución o reparto representados por el Diagrama, todo en correspondencia y relación con las caracteristicas de la materia prima a procesar, su óptimo estado de conservación y su correcta conducción.

Pero tengamos  siempre presente y muy en cuenta que aunque la molineria tiende a hacerse una ciencia exacta en las grandes instalaciones altamente automatizadas gracias a los adelantos tecnológicos, con aplicación de la informática, la electrónica y a la invalorable, irremplazable  y necesaria gestión del Laboratorio de Control de la Calidad, la Molineria es sobre todo un arte que no puede adquirirse de otra manera que no sea con una larga práctica y una adecuada capacitación.

Por otra parte debemos tener siempre una conducta racional respecto de la automatización, la que no deberá ser indiscriminada dado que la excesiva sofisticación en ese aspecto puede resultar antieconómica y atentar en la relación «costo-beneficio». 

No en pocas ocasiones vemos con preocupación que haciendo uso y abuso de los automatismos que posee la planta perdemos de vista puntos importantes que no pueden visibilizarse de otra manera que no sea adquiriendo  la rutina de un recorrido planificado dentro del Molino que nos permita cubrir todo el esquema de marcha, corroborando en forma visual y directa los distintos problemas y variables que se van presentando a diario en la marcha del proceso productivo que pueden llegar a pasar inadvertidas si confiamos a ciegas en la automatización de la instalación.

Debemos planificar y tomar como hábito llevar a cabo esta rutina de recorrido de todo el Molino, como mínimo una vez por turno, arrancando por el inicio del proceso con la revisión exhaustiva del sector Limpieza y Acondicionado, corroborando los  reglajes y regulaciones de las distintas máquinas, caudales de aspiración de tararas y separadores, revisión y control de la dosificación de agua, (aunque ésta sea automática), evaluación de los residuos separados, de la calidad de la limpieza efectuada sobre la materia prima son funciones indispensables, luego es aconsejable proseguir con la revisión del funcionamiento de la etapa de cernido controlando el funcionamiento de los Plansifters, rápido control sobre las harinas de pasajes, evaluando visualmente su calidad, pasando luego al control de la etapa de purificacion evaluando el correcto funcionamiento de los Sasores, rechazos o colas, calidad de sémolas purificadas, funcionamiento del sistema de limpieza de  tamices, caudal de aspiración, etc. Por ultimo restaría una revisión de toda la etapa de molienda controlando los ajustes y distribuciones de bancos de reducción y compresión, realizando por último los tamizajes para verificar los ajustes de los bancos de por lo menos primera, segunda y tercera rotura, efectuar las correcciones en caso necesario y registrar convenientemente los valores finales en cada caso.

De esa recorrida irán surgiendo tambien tareas a derivar al sector mantenimiento, el cual a pesar de contar con una rutina de inspección de equipos según el programa de Mantenimiento Preventivo de la planta, deberá estar siempre alerta y dispuesto a solucionar pequeñas contingencias que pueden agravarse en caso de no ser atacadas a tiempo.

Carlos Berrueta es actualmente es asesor Técnico y Capacitador de Personal de Molinos Harineros y Fábricas de Raciones.

Por admin

Deja una respuesta