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Hacía 25 años que no ocurría en la zona

El ingeniero Gustavo Thiessen todavía sigue sorprendido por el húmedo arranque que tuvo 2021. “Estamos pasados por agua, es inaudito, tener que decir a esta altura de enero que esperamos que corte un poco la lluvia porque estamos saturados es increíble”, dice. “Lamentablemente hubo productores que no habían podido terminar de cosechar el trigo antes del fin de semana pasado y se le brotó”, cuenta. 

Según la información que le llegó al ingeniero fueron varios los casos aunque no se trataría de una superficie importante porque la mayoría de los lotes ya habían sido trillados antes de las precipitaciones de la semana pasada. 

De todos modos, está claro que para el productor que tiene el problema, se trata de un flor de dolor de cabeza. “En el distrito de Dorrego entre domingo y miércoles de la semana pasada se registraron entre 100 y 150 milímetros. Fueron muchos días y en los que no hizo frío. Se dieron esas dos condiciones y el trigo se brotó”, explica Thiessen. 

Según publicó el sitio Infosudoeste hacía 25 años que no había trigos brotados en la región

Si bien aclara que en cada caso habrá que cuantificar qué porcentaje del lote está brotado, el problema ya está decretado “porque por más que tengas un 20% no tenés manera de segregarlo”.

Una vez cosechado ese trigo cada productor tendrá que analizar si puede mezclarlo o si deberá darle un destino forrajero, ya sea comercializándolo y dándoselo a sus animales. “El trigo brotado pierde su calidad panadera, así que tendrán que tener destino forrajero. El que tiene vacas o feed lot, antes de pagar un maíz de 180 dólares te puede comprar un trigo de 140 o 150 dólares”, analiza.

25 años después… 

El ingeniero Jorge Mendoza, en tanto, explica en sitio Infosudoeste que “durante el año 1996 se dio, pero cuando la cosecha prácticamente no estaba iniciada en nuestra zona, por lo que el fenómeno de brotado fue muy importante y la comercialización de trigo prácticamente se hizo según el análisis de Falling number en laboratorio”. 

Y agrega: “Este parámetro es un valor que varía entre 250 a 300 y que indica cuán afectado está el grano de trigo con el proceso de iniciación de la germinación. En valores inferiores a 200 que se dieron durante 1996, hicieron que no puedan ser comercializados para la fabricación de pan”. 

El ingeniero, comenta también que “varía por cultivares. Recuerdo el trigo Poncho (Buck) por tener el grano más protegido y tener un valor intrínseco mucho más alto, prácticamente no se vio afectado en su aptitud y calidad panadera, así que era un trigo muy buscado en ese momento”. 

De todas maneras, durante esta campaña 2020/21, Mendoza aclara que prácticamente no se vio este proceso, porque cuando se dieron las condiciones de abundantes lluvias, la cosecha estaba casi finalizada, por lo cual este proceso sólo se vio en lotes puntuales”.  

“Hemos tenido una cosecha fina promedio”

Según el análisis del ingeniero Gustavo Thiessen, en el partido de Coronel Dorrego se ha dado una cosecha fina “promedio”. “Hay que dividir la campaña en dos tandas: lo que se sembró temprano anduvo muy bien y lo que se sembró tarde (agosto) rindieron por debajo de lo que se preveía”, explicó.

La principal causa de la diferencia es que para los lotes implantados entre fines de mayo y el arranque de junio las lluvias llegaron en el momento clave; mientras que para los lotes hechos entre fines de julio e inicios de agosto, el agua cayó tarde. “En los únicos casos que se defendieron los cultivos tardíos fueron en los lotes profundos, que tuvieron el hándicap de contar con agua acumulada, y así lograron aguantar hasta que les llegó el agua”, comentó.

Para ponerlo en números, “cebadas tempranas anduvieron en el rango de los 4500 y 6000 kilos. Las tardías, entre 2700 y 3500 kilos”. 

En el caso de los trigos pan, los resultados fueron: entre 4000 y 4200 para los sembrados temprano. Mientras que los sembrados más tard, salvo algún caso puntual, entre 2300 y 2800 kilos. “Diría que se pueden hacer tres escalones: siembras tempranas de muy bueno a excelente; siembras intermedias, buenos; siembras tardías, de regular a malo”, comentó Thiessen. “Eso te da una cosecha promedio”, agregó. Aunque aclaró: “Lo que tiene que agradecer el productor es que este año tiene precio. Entonces, la cosecha esta vez la hace el precio”. 

En lo que respecta a la calidad en el caso de la cebada, el ingeniero manifestó que también hay diferencias en favor de las siembras tempranas. “Esas dan el estándar de las malterías, mientras que las tardías están con alta proteína producto de la merma de rinde. Porque son lotes a los que se les aplicó tecnología debido a que el año, cuando se tomó la decisión de fertilización, los commodities empezaron a levantar fuerte y la relación con la urea era favorable”. 

De todos modos, indicó que esas cebadas en caso de tener que ser comercializadas como forrajeras “hoy también hay un mercado interesante” con lo cual no es una tan mala noticia. 

Articulo publicado en la Seccion campo de La voz del Pueblo de Tres Arroyos

https://lavozdelpueblo.com.ar/

Por admin

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